Hora: 17:00
Título: Hasta que lo sepas todo
Autor: Juan Kruz Igerabide
Asisten: Casi todos los miembros habituales de la tertulia.
6º A:
Nekane, su madre (Alicia) y su hermano (Julen)
Patricia y su madre (Mertxe)
Milena, su madre (Katiuska) y sus hermanas (Carla y Keila)
6º B:
Maider, sus padres (Antonio y Olga) y su hermana Uxua
Naroa y su madre, Maite
Irati y su madre, Tere
Cris y su madre, Marian
Profesores:
Estrella, Lorenzo y Javier
El autor del libro: Juan Kruz Igerabide.
No pueden venir, por diversos compromisos, Fran y su familia, así como Maider Blanco y su madre (Sally).
Desarrollo de la sesión
Tuvimos, en esta ocasión, el honor de recibir como invitado nada menos que a Juan Kruz Igerabide, autor del libro objeto de la tertulia.Este libro había sido seleccionado dentro de la campaña escolar de Animación a la Lectura (FIRA) para comentarlo con el alumnado de sexto curso. El pasado día 28, como reflejamos en el blog del curso, acudió gustosamente para departir con todos los alumnos, y al finalizar el acto le comentamos la existencia de esta actividad y le invitamos a participar. Si hemos de ser sinceros no esperábamos, debido a las dificultades que suelen surgir, que aceptara. Pero la grata sorpresa es que sí, lo hizo. Y hoy se ha presentado puntualmente, viniendo desde Bilbao para participar en nuestra reunión.
Disponía de una hora justa, pues debía viajar después a San Sebastián. Tras agradecerle su gentil asistencia, le ofrecimos la palabra para que iniciara la tertulia.
Juan Kruz Igerabide (después del saludo inicial nos explica las motivaciones de su presencia aquí): Siempre que me invitan los lectores voy, a no ser que sea en dos sitios a la misma hora. Siempre que puedo voy.
La labor del escritor es muy solitaria. Escribes en una terracita, pero lo quieras o no, esa labor es muy solitaria. Es cierto que hablas con un montón de personajes que van surgiendo conforme escribes, pero realmente estás solo. Por eso, siempre que tienes una oportunidad de poder dialogar con personas que han leído tus libros la aprovechas, puedes hacer comparaciones, deducciones… y os agradezco esta oportunidad.
Carla (inicia el resumen del argumento): Era una niña ciega. Se llamaba Esther. Estaba en casa y, cuando le quería dar un beso a su madre, la siente con la cara húmeda. Ella estaba muy ocupada y quería saber qué ocurría en realidad.
Ella fue al colegio y se lo dijo a su familia. Ese día les dijo a sus amigos lo que le pasaba. Supo que estaba su padre preso porque había robado en el banco. Ella reunió a sus amigos para aclarar lo que pasaba. Entonces fueron al chalet donde vivían las personas que hicieron eso. Pensaba que su padre no podía robar en un banco. Entonces vieron que estaba la Antipática, supermala. Pablito llevó una grabadora y grabó lo que hablaban. Habían terminado el plan y se iban a marchar. El hombre que le acompañaba decía que sí, que el plan ya estaba terminado.
Maider (continúa): Hicieron la grabación y luego salieron porque ya tenían suficiente información. Al irse cada uno a su casa hicieron unas copias. Nélida, Pablito y todos los demás hicieron copias. La tía de Esther le pidió que pusiera la cinta y se quedó muy sorprendida de lo conseguido.
Vio que sonaba el teléfono. La profesora de Lengua vio que era la Antipática. Podían ir a la policía, pero no estaba resuelto del todo. Luego suena la sirena de la policía.
Como Pipo estaba acostumbrado a estar en la terraza, le dio la alarma y no les abrió la puerta.
Pipo empieza a ladrar. Los policías entran en la casa; ella y Pipo se encierran en la puerta del baño, y empiezan a intentar abrir. El policía acaba con un chichón.
Van a la playa y ven una cuerda y hay una lancha, un todo terreno y un pescador.
Tiran de la cuerda y hay una caja envuelta en plástico. Deciden volver y Pipo va detrás del coche. Se van a sus casas pensando que Pipo iba a volver, pero el perro tarda.
Irati: Al final del libro la Antipática, en clase de Matemáticas, quiere dar la clase normal, pero todos saben lo que ha ocurrido. Todos empiezan a toser. Se enfada mucho. Nadie le hacía caso y sale de la clase. Ve a la policía. Sale corriendo y al intentar huir quiere saltar la reja, se cae y es arrestada. Se supone que sacan a su padre.
(Iniciamos el diálogo y las impresiones)
Se le pregunta a Juan Kruz por la elección de la “mala” y su personalidad.
Juan Kruz: La Antipática, al principio, era profesora de inglés. La editorial me obligó a cambiar (¿cómo iba a ser una profesora de inglés si mi editorial vive de publicar libros de idiomas?). Hasta los ejercicios que hacían los alumnos los tuve que cambiar.
Lorenzo: No debió cambiar porque generalmente las matemáticas suelen ser antipáticas, no suelen gustar y eso no me gusta.
Lorenzo: No debió cambiar porque generalmente las matemáticas suelen ser antipáticas, no suelen gustar y eso no me gusta.
Estrella: Me gustaría preguntarle al autor por qué originalmente era de inglés.
Juan Kruz: Tenía en mente a una compañera de trabajo que tenía mala fama con los alumnos. En la realidad era majísima, alta, muy severa y por eso metía miedo. Tenía fama de antipática. Se fue a Andorra a trabajar.
Hay cierta polémica y algunos comentarios de broma sobre el tema. Después cambiamos a otro tema.
Lorenzo: Me encantaba cómo disfrutaba Esther cuando le ponían acertijos, cuánto le gustaba resolverlos. Conforme leíamos el libro, nosotros lectores ¿hemos resuelto alguno?
Olga: En clase ya se hacen algunos.
Katiuska: Resuelve el acertijo sobre la marcha.
Tere: Sí. Ese, o parecido, se ha hecho aquí en clase.
Estrella: Creo que es un tanto interactivo. Conforme escribe, la llamada del autor es a resolver el problema con él.
Juan Kruz: A veces, se supone que acaba bien. Me ha gustado que dijera Irati, al final del resumen: “Se supone que sacan a su padre”. Se supone que, una vez que se resuelve ya lo sacan de la cárcel. Pero el autor no tiene que resolverlo todo.
Katiuska: Sí. Se supone que todo lo resuelve el lector.
Juan Kruz: A veces he dejado demasiadas cosas sin contar. En uno que hablaba de la guerra de Bosnia dejé las cosas sin contar para que el lector lo resolviera. Se quejaban, y en la versión en castellano lo tuve que terminar.
Antonio: Me gustaría decir lo que en sí es el título del libro. Conforme íbamos leyendo el libro, algunos suponíamos cosas, que se había muerto, etc. Está muy bien que esperemos para avanzar en el conocimiento hasta el final.
Maider: Me ha hecho mucha gracia lo de Antipática. A todos les pone nombre y a ella le pone mote.
Lorenzo: Todos los profes tenemos mote, o al menos hace años solían tener. Ahora, quizás no tanto.
Mertxe: Ya le digo a mi marido que vaya bien arreglado al colegio, porque si no...
Antonio: Quiero que nos aclares: No termino de entender qué misión tiene el vecino, el zapatero. Sí. Ayuda a los niños a cuidarlos, pero en sí no le veo una función concreta.
Juan Kruz: En la trama el zapatero es el “abuelo”. Falta ese personaje en la vida de los niños. En la resolución de la trama se podría haber resuelto sin él. Pero unos niños “solos en el monte” se me hacían un poco demasiado. Tiene que ser alguien que se ponga más o menos a su altura, se haga un poco niño. Igual podía haber sido un chico mayor, pero me salió este zapatero (un tanto adolescente).
Katiuska: Sin él no se hubiera resuelto el problema. Sus observaciones son importantes.
Juan Kruz: Otro adulto no hubiera actuado así. En el fondo es un “Chanquete”
Patricia: He anotado algunas cosas que me llamaron la atención: Esther notó que su madre estaba llorando. .. (primeras páginas). A su madre no le gustaba que Pipo viviese en casa, porque no hubiera pelos y oliese a perro.
Me ha resultado atractivo que se agudizan los sentidos. Me ha gustado la poesía que le ha hecho Pablito. Todos le repetían después la frase del poema.
Irati: Me ha gustado la poesía. La amistad que tenían entre ellos me parecía muy…
Juan Kruz: La profesora de Lengua no se lo esperaba. Alumnos que no responden, que no intervienen, en la realidad, te salen muchas veces con expresiones que tú no esperabas. Dentro de las personas hay tesoros que a veces están tapados. Pablito tenía uno de esos tesoros.
Maider: Me ha parecido, no sé todavía si bien o mal, que la madre le diga a Esther que su padre se ha ido a Francia a trabajar. Por una parte no me gusta, porque quieres saberlo, pero también la madre igual se sentía mal por contárselo. La niña, al fin y al cabo, se acaba enterando en la escuela. Todos lo sabían y ella no. Tenía que habérselo dicho su madre. Que a ti te pase y no lo sepas me parece mal.
Juan Kruz: Nos pasa a los padres. Por querer ser protector… a veces te sale el tiro por la culata. La madre no sabe todavía si el padre va a salir enseguida de la cárcel. Ella posterga el causar ese dolor a su hija. En una situación así es difícil saber qué decisión tomar. Pero luego todo sale.
Maider: ¿Por qué se va a casa de una amiga?
Juan Kruz: Antes de actuar quería saber qué pasaba. Quería hablar con un abogado.
Antonio: Normalmente, en la vida que vivimos, si nuestros hijos hacen algo en la calle, se enteran antes todos los demás padres que el propio padre. Es un libro muy actual. La vida real es así.
Mertxe: Nos callamos muchas cosas y en el colegio se enteran de todo. En la vida en general.
Katiuska: La madre era profesora, y sabía que se iba a enterar.
Mertxe: Una cosa es ser madre y otra profesora.
Estrella: Como madre y profesora, cuando mi hijo era pequeño, yo llegaba a casa y me decía: “He aquí que no puedo con un niño de 7 años”. La madre profesora está en la misma situación que las demás madres. La profesión no tiene nada que ver con el hecho de ser madre.
Juan Kruz: Normalmente nos cuesta, a los escritores, lograr personajes reales. Cometemos muchos errores. A veces pecamos de “hacerlos funcionar” demasiado bien. Quizá, hasta Esther, me da la impresión de que tenía que haber cometido muchos errores. No te puedes pasar, y ese equilibrio, especialmente ante los personajes adolescentes, te lleva a uno u otro lado.
Carla: Me ha gustado que Esther actuara como actúa. Nadie le había explicado por qué estaba en la cárcel su padre.
Patricia: A mí me ha gustado lo de “quinquirrinera”.
Juan Kruz: A mí me lo cantaban y se solía jugar así. Hay canciones y juegos infantiles que se te quedan. Por el cariño de algo que pasó en tu infancia, se quedan para siempre en tu memoria.
Antonio: Me gustaría preguntar a todos los niños: en esta novela quien tiene problemas es Esther; y sin embargo veis cómo se juntan todos los amigos para resolver su problema. ¿Os habéis dado cuenta cómo se unen todos los amigos? ¿Se puede considerar esto fantasioso?
Tere: Sería lo deseable.
Olga: Todos le apoyaban para decirle que era inocente.
Juan Kruz: En situaciones más cotidianas se ven a esa edad rasgos de compañerismo impresionante. Cuando alguien tiene un problema se ven surgir las amistades. También se ve lo contrario, pero normalmente surgen estos comportamientos. Esta situación está novelada y llevada a la aventura extrema. Pero eso de la amistad lo he vivido de adolescente con mucha intensidad.
Estrella: La adolescencia es un momento idealista. Quienes hemos convivido con los amigos “de verdad” en esa edad somos capaces de recorrer el mundo entero para volver a encontrarnos. El amigo adolescente no lo pierdes, aunque haya pasado mucho tiempo. Es el momento del idealismo verdadero. Veo la adolescencia como un momento crucial.
Antonio: Nos damos cuenta de todos los valores.
Tere: Cuando alguno hace algo y los demás saben que no está bien, también se protegen.
Me ha gustado además de la fe ciega a la amiga, el hecho, muy importante, de que la adolescente sea ciega.
Juan Kruz: Estos días comentaban en un colegio cómo el hecho de convivir en las aulas con alumnos que necesitan ayuda está haciendo aprender al resto de los alumnos la forma de tratar estos casos. En nuestra generación no sabíamos cómo actuar. Los niños actuales sí, con naturalidad. En ese aspecto se ha ganado.
Estrella: Ahora los niños están perfectamente integrados. Tu libro me ha gustado mucho, ya solo por el hecho de que la protagonista sea así. Estos casos nos han enriquecido mucho.
Maider: ¿Esta historia está tomada de la realidad?
Juan Kruz: Sé cómo escriben otros amigos. Cada cual tiene su tallercito. A mí siempre se me cuelan experiencias personales. Hay escritores que no mezclan. Yo dejo que entren experiencias personales. Procuro disfrazarlas, eso sí, si afectan a algún amigo, para que nadie vaya por la calle diciendo algo. Por ejemplo suelo meter a un profesor mío. En la obra El túnel del viento el protagonista es un cura, que es un profesor que tuve. No me importa que se entere, porque queda muy bien y no se va a molestar. Esther existe, pero está muy cambiada. Nació de un encuentro que tuvimos con alumnos en San Sebastián.
Patxi Zubizarreta y yo la conocimos a la vez. Tenía una naturalidad tan grande que no te enterabas hasta después de que era ciega. Nos entregó un dibujo a cada uno, y un cuento escrito en Braille. Nos mandaba e-mails. ¡Fue una relación tan bonita! Patxi también la retrató en uno de sus cuentos. Si ella lo leyera ni se daría cuenta. En mi interior la tengo a ella.
Carla: En la pág. 28, cuando Pablito escribe el poema, le quiere decir que no crea nada, que ella no crea las cosas hasta que se entere bien.
(Alguien le pregunta a Juan Kruz cómo escriben los ciegos el lenguaje Braille)
Juan Kruz: Se escribe Braille con unos puntitos. Lo imprimen con una máquina. Ellos, al pasar el dedo, son capaces de interpretarlo.
Estrella: Nos ha tocado algún alumno en clase. La máquina resultaba muy ruidosa hasta que te acostumbrabas.
Juan Kruz: A los escritores nos gusta fijarnos en los pequeños detalles. Lo que parece que no tiene que ver en la trama, es importante, porque le da una especie de sabor, olor… crea atmósfera. Lanzas guiños y sensaciones, y el lector va creando las imágenes a su manera.
(Juan Kruz tiene que irse, porque casi sin sentirlo ha pasado ya una hora, el tiempo de que disponía, y son más de las seis de la tarde. Quedamos en pasarle la dirección del blog, para que pueda consultar lo que hemos dialogado)
Juan Kruz: Me ha gustado mucho vuestra experiencia y vuestro ambiente. En pocos sitios nos encontramos este tipo de ambiente tan majo.
Agradezco esta oportunidad de participar en una tertulia así. Quiero hacer una observación para que veáis lo que nos interesan estas cosas a los autores. Las reflexiones de un niño pequeño nos suelen a veces sorprender con errores en los que nosotros no habíamos caído.
Por ejemplo, a veces con las sugerencias te pasas, y sin embargo esas sugerencias, al niño, en ocasiones le molestan… Cosas así. Detalles y aspectos que descubres en tertulias. Cuando hablamos sobre ello, te hace reflexionar sobre lo que has hecho… En la universidad haces trabajos más intelectuales, pero estos de hoy son trabajos más emocionales, y se consigue más.
Juan Kruz Igerabide se despide con mucho cariño de todos nosotros. Por nuestra parte ha sido una visita que agradecemos profundamente. Una extraordinaria experiencia. No es normal que un autor se preste a venir hasta Pamplona para participar, de improviso, en nuestras tertulias. Ha sido “una gozada”.
Muchísimas gracias, Juan Kruz. Recordaremos por mucho tiempo esta tertulia.
Después de su partida continuamos un rato más con el tema.
Nekane: Me ha gustado mucho el libro. Pero cuando llegué a una página me pareció extraño eso de que, cuando alguien le tocaba en el brazo, ya conocía a la persona.
(Otros también reconocen que esto les pasa).
Olga: Nosotros también tenemos muchas veces ese tipo de reacciones, este tipo de cosas, y no nos damos cuenta. A veces también sabemos quién es sin verlo, pero lo sustituimos con otros sentidos.
Mertxe: La forma de hablar, de llamar al timbre. Yo oigo una tos por la escalera y ya sé que viene mi marido.
Lorenzo: A mí me ha gustado una cosa que echo de menos últimamente. Esther (pág. 11) es extremadamente ordenada. Me identifico con ella. Sí.
No permitía que nadie desordenase sus cosas… Si le movían algo, enseguida se daba cuenta. Ese orden me gusta.
Antonio: (Empiezan algunas pequeñas bromas) Quizás lo tuyo sea “maniático” y lo de Esther es necesidad.
Lorenzo: Pero me identifico.
Maite: Ella igual podía haber elegido ser desordenada y que se lo hicieran todo…
Tere: Eso es la educación de su madre.
Mertxe: Es que su madre, a Lorenzo, le crió muy bien.
Antonio: A Esther la califica de ordenada y autónoma. Demanda muy pocas necesidades de los demás, en función de su situación de minusválida.
Tere: A mí me llama la atención su prudencia para no preguntar a su madre por lo que pasa.
Mertxe: No tiene tiempo. La madre se iba.
Katiuska: Todo queda en duda. No sabe si la maestra le dejó el teléfono para saber si así iba enterándose.
Antonio: Ella sabe lo que está pasando.
Katiuska: Yo tengo una duda lógica: Si a mí me están amenazando ¿cómo es que le dejo el teléfono a Esther?
Olga: Creo que ha dejado flecos para que pensemos cada cual por nuestra cuenta. Me hacía muchas preguntas a partir de la mitad del libro.
Maider: Pero también llama la atención todos los líos en que se mete, y a ti a nada que te metas te castigan. Tampoco le dicen, como a nosotros: Pero ¿Qué habéis hecho? ¿Por qué? La policía les echa en cara algo y no pasa mucho más.
Olga: Y el perro. Es fundamental. ¿Qué perro era?
Tere: Esa pregunta debería quedar en el aire.
Estrella: Los perros adiestrados para ciegos son Golden o Pastor Alemán.
Olga: Yo me imagino un perro pequeño, no sé.
Antonio: Yo me lo imagino un poco pequeño, un chucho.
Javier: (preguntado por su opinión sobre el libro) Los editores influyen en las obras. A veces hay que hacer modificaciones pensando en la venta del libro... El autor comentó que, en principio, el título iba a ser "Esther", pero se cambió.
Javier: (preguntado por su opinión sobre el libro) Los editores influyen en las obras. A veces hay que hacer modificaciones pensando en la venta del libro... El autor comentó que, en principio, el título iba a ser "Esther", pero se cambió.
Olga: Cuando ha comentado que si pones sentimiento enganchas más, es cierto. Si hay un poco de ti…
Tere: Tiene que ser muy difícil no poner nada de ti. Es algo muy difícil.
Estrella: Sí que las últimas tendencias literarias intentan que el autor no esté presente en la obra. Se debe poder leer el libro desde el principio o empezar por el final. Cuando él decía que quiere ser un autor realista, se estaba situando en la historia, pero en los últimos siglos la literatura se ha ido alejando del realismo. Aparecen muchas obras que son difíciles de leer, pero es cierto que la literatura de la última generación ha puesto su “punto de honor” en alejarse de la experiencia propia y la realidad cotidiana.
Hay obras donde no hay protagonista… no hay trama… no hay final ni comienzo. Quien ha seguido leyendo ese tipo de libros…
Este autor hace gala de realismo. Es muy universal y muy actual. No hay época, pero habla de todos nosotros en un momento de la vida cotidiana.
Antonio: Tenemos los hijos en esta edad y es por esos temas por los que nos estamos preocupando.
Mertxe: Siempre ha habido “chorizos” y juventud. Es de ahora y de siempre.
Tere: Pero también es cierto que mi madre (ya bastante mayor) lo ha leído y le ha gustado mucho.
Estrella: Yo lo he leído desde mi óptica. Y lo he leído por placer.
Antonio: Yo no había leído ninguno de los anteriores. En dos ratos me lo leí y me gustó tanto que nos pusimos a hablar los dos (Maider y yo) del libro.
Tere: A mí, que me gusta mucho Isabel Allende, como libro personal, donde habla principalmente de sus emociones personales, me impresionó Paula el que más.
Estrella: Juan Kruz hizo alusión a este tema cuando comentó que a un público universitario se hacen comentarios intelectuales. Enseguida dijo que a él, como a nosotros, le importa lo emocional. No hay por qué distinguir ambas cosas. Todos estamos ya acostumbrados a hablar de inteligencia emocional, etc. Pero sí parece un hecho que la revolución que quisieron hacer los escritores con la “anti-literatura” contrarrestaba esta tendencia del libro a hablar de nosotros.
Es lo que dices de Isabel Allende.
Enfrentarnos a una obra de abstracción como la que pretenden los “actuales”…
Decidimos dejarlo aquí. De lo contrario romperíamos nuestras reglas. Aunque los mayores seguiríamos más tiempo, para los pequeños es suficiente. Y merece la pena “cortar”.
Pensando en las próximas tertulias vemos fechas. Planteamos el próximo lunes. Casualmente barajamos el 23 de abril, que coincide con el “Día del Libro”.
Estrella plantea, para aprovechar la celebración del día, leernos unos a otros algo que nos haya impactado en nuestra vida, traer algún pequeño texto de un autor que nos haya influido e impactado. Nos parece muy bien. Elegiremos nuestro autor preferido y así celebraremos el 23 (día del libro).
Después repartimos el próximo libro: “Con los pies en el aire”, de Agustín Fernández Paz. El viernes, 27 de abril, lo comentaremos en una sesión de tertulia habitual.
Así, a las 18:30 damos por finalizada la sesión.